Cómo aliviar la culpa Fecha: 16 de Septiembre, 2020

La culpa es una de las emociones que más tengo asociada a nuestra cultura occidental “castigadora”: nos sentimos constantemente mal o con remordimiento por hacer ciertas cosas e incluso por dejar de hacer otras. Muchas personas creen que ésta nos moviliza, pero ¿saben? ¡a mi parecer, lo que nos moviliza no es la culpa, sino que nuestro sentido de responsabilidad. La culpa solo nos genera frustración, impotencia, dolor e incluso rechazo hacia nosotras mismas y nuestra forma de actuar y ser (en cambio, si yo me siento responsable por haber hecho sufrir a alguien, me animo – aunque me cueste – y voy y le pido perdón, por ejemplo).

Quise escribir sobre esto, porque durante estos días he estado leyendo un libro que me ha removido emocionalmente y enseñado ¡no saben cuánto! En “Cómo hacer que te pasen cosas buenas”, la autora Marian Rojas Estapé, nos cuenta que la culpa es de las pocas emociones que pueden resultar tan tóxicas y destructivas para uno mismo. ¡Imagínense mi cara cuando leía estas palabras…no podía estar MÁS de acuerdo con ella! Todas hemos vivido esa toxicidad emocional producida por el remordimiento, en donde la cabeza no nos para de dar vueltas y sólo nos dedicamos un día o más a decirnos lo mal que lo hicimos y lo distinto que podría haber sido si es que nosotros…si tan solo…

El origen de la culpa puede tener diversas fuentes, pero Marian nos cuenta que esta emoción proviene principalmente de dos partes (y es importante visualizar esto para trabajarlo):

  1. Puede venir de nosotras mismas: nos dedicamos a decirnos con la mente que lo ya hecho podría haber sido diferente, y nos tratamos con desprecio y una dureza terrible que no nos permite avanzar y ver lo positivo que tenemos ¡Nos nublamos del todo y dejamos de lado que somos un ser completo, y que ese acto o decisión “equivocada” no nos determina!
  2. Puede venir del exterior: cuando otra persona te hace notar que estás “equivocada” o te hace sentir que tus decisiones se alejan de lo que ellos esperan de ti como individuo. Esto se puede dar en los distintos sistemas a los que pertenecemos, familiares, amistades, trabajo, entre otros.

Pero ¿cómo podemos aliviar esa emoción destructiva, que nos genera tanto dolor y que no nos permite avanzar?

  1. Haz una lista de los fallos, culpas o faltas que has cometido en este último tiempo o a lo largo de tu vida, y evalúa si en algún punto estás siendo muy dura contigo misma. Suele pasar que cuando tomamos perspectiva, caemos en la cuenta de lo castigadoras que somos con nosotras mismas y eso – por lo menos – nos hace pensar y nos motiva a que la próxima vez que nos juzguemos, seamos – al menos – un poco más compasivas con nuestros “errores” y nosotras mismas.
  2. Observa ese evento o suceso que te genera culpa, y en donde sientes que vuelves una y otra vez. Date cuenta de que ya no hay forma de influir en ello, que esto ya pasó y que lo único que está en tus manos es el poder reparar. La culpa no ayuda, no te hace crecer, sólo aumenta tu angustia y desesperanza.
  3. Pregúntate ¿qué me estoy perdiendo de mi presente por vivir enganchado a la culpa? Cuando estamos inmersos en esta emoción el tiempo pasa volando, no nos percatamos de que podemos estar disfrutando de todo lo bueno que está ocurriendo a nuestro alrededor, en vez de estar tratándonos de forma tan cruel.
  4. Aprende a quererte: Quizás, muchas cosas de las que te generan culpa tienen una razón de ser, por ejemplo, por una falta de amor hacia ti misma. Si trabajas tu autoestima, aprenderás a ser menos castigadora y culposa en relación con las muchas que haces o dejas de hacer actualmente. ¡Te mereces una vida llena de cosas buenas, de gozo y de poder disfrutar de ti misma!

¿Qué tal te pareció la nota de hoy? ¡Me encanta innovar y mostrarles contenido exclusivo, recién salidito del horno! Cuéntame en los comentarios.

Si quieres seguir leyendo sobre la culpa y más emociones, te recomiendo mil el libro de Marian Rojas Estapé “Cómo hacer que te pasen cosas buenas”.

Les mando un abrazo apretado ¡que disfruten las fiestas patrias!

Cariños y hasta la próxima semana,

Mipacareu.